sábado, 30 de abril de 2016

Ni el cerebro es la mente ni los ojos la mirada

La pureza del que ama sin miedo, del que vive sin rencores y del que sueña sin barreras.
la vida de personas que visten cualquier trapo, que los llevan sin tapujos, la gente que hablan en palabras que de la boca emanan, los contactos directos frente a las redes sociales, las sortijas de manos extendidas, dispuestas para dar y el abalorio de una sonrisa radiante de felicidad.
los que huyen de los "me gustas", de lo que es tan impersonal, de la apariencia divina y la palabrería vendida, a los débiles de autoestima y a los bravos de apariencia. El impulso de los necios y la fragilidad de los intelectuales.
Antidepresivos inservibles para los carentes de motivos a dejarlos.
Heridas propagadas a través de los lazos familiares, gente consciente que los ve presentes y gente ignorante que ni aunque se lo pongas delante.
Subconscientes que hablan,
de problemas que atajar,
conscientes que escuchan,
lo que le interesa sin más.
Finales disfrazados de comienzos traicioneros.
Personas cansadas de dar a quien no puede recibir, la felicidad en los pequeños detalles y la dificultad de entenderlo. Los hombres que conquistan, a las mujeres de bandera. Hombres sensibles y mujeres sencillas. Respetos perdidos, en relaciones fracasadas, amores devastados, por el desgaste de los años, rutinas que pesan, a quien no busca alternativas.
Ojos que ven, lo que silencios ocultan, sonrisas disfrazadas de llantos ahogados, llantos que brotan de lo que en el interior asola.
Cárceles llenas de gente que roba para comer o defender su hogar, aquello que tanto trabajo les costó labrar. Calles repletas de ladrones de verdad, presumiendo orgullosos de lo que dicen trabajar.
Ni el cerebro es la mente ni los ojos la mirada.

jueves, 26 de noviembre de 2015

El pasado te conforma

Pasaron días que parecían años y meses que se asemejaban a lustros, estancados en la batalla del pasado o el problema del presente. Mayores que nunca crecieron y niños que nunca lo fueron, responsables maneras de hacer las cosas y gente responsable que nunca adquirió la habilidad y destreza de solventar cualquier problema. Hombres cuya única inquietud es aparentar lo que otros inculcan, mujeres devastadas por la inmadurez que les azora.
Hay pocas cosas que haya aprendido pero una que siempre me acompañará es la idea de que cada cual es lo que ha sido su vida, cada pedazo de ser es producto de un pasado incandescente que no se borra ni con el mejor de los disolventes, parches difuminados son los que ponemos a su alrededor intentando inútilmente disipar algo que está ahí, que nos conforma y nos define. Solo los que aprenden a aceptar los errores del pasado viven felizmente en el futuro. Mientras unos aceptan, caminan y son felices, otros tienen que canalizar sus frustraciones en el espejismo más falso de todo el desierto, el mismo que tu crees que está cuando más necesitado te hayas y aquel que tanto se aleja cuando intentas acercarte, tan cerca y tan lejos, equidistante y paralelo.
Cuan niño maltratado sale maltratador, como aquellos que sufrieron en carnes propias la devastadora guerra acarrean corazones gélidos, conformados en consonancia con aquello que vieron, cuan chica violada esquiva relaciones sexuales o tienen rígidas maneras de sufrirlas.
Para bien o mal, lo que ves, marca el resto de tus días, pero la forma en la que tratas con eso te hace inmaduramente maduro.
No aceptes o justifiques pensamientos rígidos o formas de ser en la base del "yo soy así", no mires a otro lado, mejor míralos de frente y con cordura, acércate y háblales, la solución pasa por estar, no por huir, por cambiar algo aunque sea un mínimo.
Quien mueve un dedo acabará moviendo una montaña.

sábado, 18 de julio de 2015

La realidad de nuestra sociedad

Hoy día quien estudia una carrera no se asegura un trabajo, el esfuerzo no es garantía de éxito y quien siembra no cosecha. Es cierto que la educación y la formación son los pilares que sostienen el mundo y el motor de todo cambio, pero las circunstancias no son las más favorables para salir al mundo, a realizarte como persona, en aquello que tanto te apasiona.
Hoy, los jóvenes tenemos que salir fuera, tenemos que buscar nuestro futuro lejos de nuestro hogar, tenemos que traspasar fronteras si queremos tener oportunidades en aquello que nos hemos formado.
Nos enfrentamos a un medio extraño, hostil; solos ante situaciones que en ocasiones nos desbordan,  en un país nuevo, un idioma desconocido, cultura y gente extrañas. Es cierto que ampliamos conocimiento, que maduramos como personas, que nos hacen crecer; pero también lo es, que lo haríamos cerca de casa, si se nos diera la oportunidad.
Si nos quedamos aquí, a lo único que podemos aspirar es a seguir formándonos, cosa que hemos hecho genial hasta ahora, formar a nuestros jóvenes talentos para que otros países lo aprovechen. Hasta hace poco muy bien formados, pero cada vez con más carencias, menos becas, menos ayudas y más dificultades para acceder a un sistema educativo "público", cada vez más lejos de las clases medias-bajas y solo al alcance de las clases más ricas de la sociedad, sin olvidar, que llegar a este estatus implica una opresión cada vez mayor de los sectores trabajadores, una privatización de los servicios básicos y un empoderamiento de grandes empresarios y terratenientes. Mientras esto sucede, hay familias viviendo en la calle, mendigando algo que llevarse a la boca, sufriendo calamidades para llegar a fin de mes, para pagar unos impuestos  cada vez menos razonables, para darle dinero a la Iglesia, la cual no representa para nada la fe cristiana, la del pobre, que tiende la mano para dar lo que le falta no para recibir tributos de un gobierno que ahoga.
Quedarse aquí implica: trabajar un mes o dos y estar parado el resto del año. Implica vivir con tus padres toda la vida, porque no te puedes permitir pagar un alquiler, porque aunque a los bancos se le dan rescates que pagamos entre todos, ellos no contemplan que nosotros recibamos facilidades; significa que independizarse es misión imposible. 
Si trabajas dos o tres meses en condiciones infrahumanas, encima no te quejes. Tienes que agradecer que tienes un trabajo, callar y aguantar, porque sino, otro con mucha necesidad entrará en tu lugar y tu te vas a la puñetera calle, sin más... Sin olvidar la jubilación a los 67 años, en lugar de darle oportunidad a la gente joven, que llegan con ganas de hacer cosas grandes, de comerse el mundo, impedimos a muchos mayores disfrutar de una merecida jubilación, haciéndoles trabajar hasta el día de su muerte, sin pensar por un segundo que hay personas de 67 años que trabajan en el campo a 40º C, o  en trabajos muy físicos, no todos están con el aire acondicionado en una oficina.
 ¿Dónde quedaron los derechos humanos?
 No se trata de políticas de izquierdas o de derechas, se trata de un poco de sentido común.

Por este cúmulo de situaciones me marcho, emigro a otro país, a uno que aproveche mis ganas de trabajar, mis ganas de aportar lo mejor de mí a la sociedad. 
Me voy con todo el dolor de mi corazón al saber que no podré darle lo mejor de mí al país que me formó, que me enseñó a ser lo que hoy soy, a esa gente más desfavorecida y a los que más lo necesitan, que no podré contribuir a hacer de este lugar un rincón mejor; pero no estoy de acuerdo para nada con la situación actual y la forma de manejarla.
Espero que no sea un adiós definitivo, solo un hasta pronto, porque con sus más y sus menos es mi país, es mi España.


miércoles, 6 de mayo de 2015

El camino hacia la coherencia propia.

A veces pienso que no soy de este planeta, que el lazo que lleva la sociedad me oprime tanto que me impide decidir sin sentirme coartada. Siempre intenté actuar con coherencia y corazón, pero eso es una mezcla explosiva sin solución, ya que, cuando una se realza, la otra se oculta. No puedo vivir evitando el daño a todo el mundo, porque en lo utópico de eso, acabo haciéndome daño a mi misma, eludiendo mis responsabilidades de felicidad, por la irresponsabilidad de unos cuantos para con ellos mismos y su labor.
Todos ven en su opinión la versión mejor argumentada de una película repleta de escenas, yo soy la protagonista de ese cortometraje y quien escoge, no el mejor o peor guión, pero sí, el que más me define, a esta ínfima parte del mundo, a este grano de arena dispuesto a hacerse cargo de las casas que construya y los muros que derribe.
Nadie sabe donde está cada epígrafe, pero todos sabemos coger papel y lápiz para trazar unas marcas, con una rudeza que será la que marque la seguridad y firmeza con la que tomes tus decisiones, en base a unos principios de vida.
Si tuviera que describir lo que quiero ser o mi personalidad, no tendría una palabra que me definiese, ni dos ni tres, solo obtendría una para cada momento, un eslogan para cada instante. No hay personas con personalidad idéntica para momentos concretos, hay pautas de conductas parecidas, modos de actuar similares, pero no certezas de comportamiento, por el mero hecho, de la variabilidad que cada situación lleva implícita, por tantas cosas que no vemos y que están latentes, como el eco en las montañas o el susurro de los vientos favorables y rebeldes.
Tener claro lo que no quieres es la mejor forma de comenzar, para empezar a investigar en el devenir humano, en las preferencias. Dar pequeños pasos, afianzando lo coherente y desechando aquello que no converge en el camino de lo que necesitas o deseas, es duro, nadie dijo que no lo fuera, sobre todo, cuando tienes que dejar atrás cosas que no quieres o que de alguna forma quieres mantener, pero es necesario el desapego para iniciar el apego, es necesario elegir para tomar conciencia, es necesario besar mi palma para abrazar lo ajeno.
Me armé del mejor escudo de la gendarmería, dejé de darle importancia a tonterías para centrarme en el valor de lo cotidiano, sin planes,  sin esperar nada de nadie, ni siquiera de mi misma, entonces, cuando dejo de esperar y desesperar, aparece la verdadera y gratificante sorpresa, la que emerge como el sol naciente con su luz más brillante. Me volví coherente conmigo misma, y me dispuse a vivir a débito una vida que solo me perteneciese a mí, como gigante sin techo, en la que no tenga mesura de lo alto que pueda llegar, entonces, el guión comenzó a cuadrar y el vinilo a girar. Practiqué el "no" como requerimiento fundamental de la coherencia, dejé de imponerme ""tengo que" y los sustituí por "me apetece esto o lo otro de más allá". Ya no me preocupaba quien me juzgase o quien me apoyase, las decisiones tenían el firme propósito de hacerme feliz y de ser aprobadas o juzgadas por mí, comprendí de una vez y para siempre, que nadie tiene derecho a criticar tu camino, que tus verdaderos amigos y seres queridos no lo harán y los que no te conocen, aunque lo intenten, no lograrán que me preocupe, solo despertarán mi pena, ante la pobreza que transmite una vida de envidia a lo ajeno,  a un horizonte que no les pertenece.
Fui rebelde y valiente, cargué la mochila con lo imprescindible y salí al mundo de la incertidumbre a permitir que me sorprendiera, lo hice sola, dando la bienvenida a quien me acompañase y dedicándole mi más sincera y ecuánime despedida a quien se marcha, dejé atrás resentimiento y dolor, sufridos y hastíos de un pasado que quedó atrás, para convertirse en un presente que labre un futuro, acorde a lo que soy y lo que siento. Me equivocaré, claro que lo haré, pero no una, sino mil veces, lloraré y me sentiré efímera, pequeña y carente de valía, pero me levantaré más fuerte si cabe, y seguiré caminando, hasta que los pies sangren. Sanaré mis heridas y secaré mis lágrimas. Lucharé por ser mejor persona y por aprender a vivir de la forma que me de el equilibro que tanto ansío, pero para ello, tengo que aceptar los tropiezos e incorporarlos a mi padecer diario, como parte de mi objetivo.
Soñar una forma de vida, para trabajar en su causa, dedicación y esfuerzo, la clave del éxito.

sábado, 11 de abril de 2015

Los detalles de nuestro alrededor

Correr por el sendero, sin pararte a mirar atrás, gritando los te odio y callando los te quiero, buscando miradas que no llegan, palabras que no se oyen, sonrisas que jamás se ven y caricias que no se sienten. Detente, mira a tu alrededor; aprecia el olor a tierra mojada, ese niño que llora en el parque, esa madre que da el pecho a su hijo hambriento, esos pájaros que cantan sin ser escuchados y esas olas que rompen contra la orilla sin que nadie aprecie su braveza o suavidad. Tírate un día sobre la hierba, sin que te importe su textura o humedad y aprecia los detalles de tu alrededor, si no haces esto te darás cuenta que te has perdido muchas cosas, no pongas el tiempo como excusa o las cosas que tienes que hacer, no pongas excusas vanas, sólo pon atención, ganarás, pero sobre todo disfrutarás y aprenderás, que hay más cosas que ver fútbol en la televisión o telecinco, que hay maravillas que si las explotamos, no contaminan...
La vergüenza te hace igual que al resto, la capacidad de hacer cosas distintas te hace diferente, no tengas miedo a no ser aceptado porque tus gustos sean otros... Sé tu misma sin importante no encajar en un mundo de piezas fabricadas en serie...

miércoles, 1 de abril de 2015

Un brindis de presente con sabor a futuro

Querer decir lo que pienso a cada instante, no esconder nada en mi interior, sacar cada trocito de mi ser y esconder todo resquicio de dolor, reírme de los malos momentos y llorar en los buenos, explotar la sinceridad como la mejor arma y convertirla en mi meta, vivir como si fuese a morir hoy, morir como si hubiese vivido siempre, amainar las tempestades con mi calma, alterar los mares con mi humor, rugir cuando algo me falte y salir a buscarlo, susurrar al viento mis planes para que nadie los pueda detener, guardar mis besos en una cajita para regalarlos a quien los merezca, sentir que nada tiene sentido para saber de que estoy viva, mirar el horizonte para adivinar mi destino, tomar una brújula para guiar mi camino, caminar sobre mis pies para dejar las huellas a mi paso, no buscar que nadie las siga pero valorar al que lo haga, mostrar sentimientos para no convertirme en hielo, vivir en soledad para apreciar la compañía, dar pasos pequeños pero firmes, definir quien soy antes de morir sin saberlo, aunar fuerzas para luchar contra la injusticia, encontrarme a mi misma en el camino de la vida, zozobrar mil veces para llegar a buen puerto, querer sin medidas para sentirme llena, no esconder nada para que no me malinterpreten, defenderme a mi misma para que no me hieran, poner mis propios límites para traspasar barreras, soñar mi vida y vivir mi sueño.

lunes, 23 de marzo de 2015

Las lágrimas de sus entrañas (primavera)

Llega la época más bonita del año, los almendros en flor, flores que hacen su aparición y el sol  que brilla en su justa medida, no quema ni permite que el frío inunde los corazones. Comienza el deshielo de las altas cumbres y de los corazones que quedan atrapados en el duro invierno, para mostrarles la realidad más optimista jamás imaginada. Se hace conocer como la primavera, época de vida, resurgir del aletargamiento propio de la estación más fría del año, de la lluvia que arrastra todo en su camino, para dejar paso a ésta, que llega con el ímpetu propio de su mayor virtud, la que hará resurgir las rosas con la fuerza propia de un nuevo amanecer, del sol que cada día se avista en el horizonte.
Ahora no hay excusa para negarnos a tumbarnos en la hierba a admirar el cantar de los pájaros o el oleaje del mar, relajado, tras la tormenta del invierno. Es hora de prestarle nuestro cuerpo a las mariquitas y demás insectos que nos agradan con su presencia viva, de cobijarnos bajo las copas de los árboles, cuan madre naturaleza acoge a sus hijos en su regazo. Hora de comer sus frutos, brindados con el mejor de los antojos para los paladares más exquisitos. Es hoy y no mañana el momento de pasear por este mundo, que se nos brinda sin pedirnos nada a cambio, más que el trato de cariño que damos al mayor de nuestros tesoros; a una parte de nosotros mismos.
Respetamos al preso en la prisión, al difunto en su lecho, qué hay de nuestros ríos y manantiales, de nuestros bosques y cielos, reducidos a cenizas de alquitrán, que destruyen todo en su lecho, como tornado sin rumbo, no dejando títere con cabeza, perdiendo entre tsunamis la vida que alberga, arrasando todo en su vereda, sin discriminación entre alternativas posibles.
No es más que la deuda, que el ser humano paga a la naturaleza, que no entiende más que el lenguaje del catastrofísmo como señal de tributo a todo lo malo que recibe.
No se trata de crear la supervida de industrias y tecnologías, no es explotar sus recursos, sino la capacidad de dar lo mejor de sí misma; mimarla como si nos brindase un regalo, cuidarla y venerarla. Dejarla un poco mejor de lo que la encontramos, por el simple hecho, que dar, significa recibir.
Por todo esto, la primavera, es la época en que la naturaleza nos brinda su mejor versión, su mayor agradecimiento y es por la misma razón por lo que se está perdiendo. Ya no se oyen las carcajadas del viento , sino el susurro de éste, reclamando respeto. Es por eso, que el cielo llora poco y cuando lo hace, es atronador y desolado su llanto y es por eso mismo que el sol dejó de querer calentar los cuerpos, para abrasarlos como cada día el ser humano quema sus bosques y la vida que tanto le costó forjar y tanto empeño puso en mantener. Es por eso, que hoy la madre naturaleza tiene los ojos lloroso, en el día en que su sonrisa resplandecía al dios de los cielos, festejando la entrada de su hija predilecta, la primavera, que nos recibe con la cara amarga de la decepción, del darnos todo , para dejarla desnuda, desprotegida a los avatares de la mano del ser vivo más feroz del universo... por eso rehúsa entrar , porque no quiere recibimientos de gente sin escrúpulos, de gente cuya arma de destrucción masiva más potente es su actitud, secundada por las manos que ejecutan a pies puntillas todo lo que otros mandan.
No permitas que la última estrella del firmamento se apague, porque entonces no servirá el progreso, no servirá tu esfuerzo por avanzar, quedará reducido a una nebulosa todo empeño por hacer de este mundo, algo mejor.
No responsabilices a nadie externo de la lata que tires, o de los animales que extingas, porque no hay mano peor que la que corta un árbol y no planta un bosque.
Tu alrededor es el reflejo de tu actitud y muchos como tú, no ceses en el empeño de aunar las buenas intenciones de gente con alma.
Sé valiente; planta, riega y cosecha, que llegará el tiempo de recogida, de la vid más dulce de la fruta más sabrosa de nuestra campaña