miércoles, 25 de septiembre de 2013

halagos y personalidad

Somos demasiado vulnerables a los halagos, tanto que perdemos la capacidad de decidir con personalidad propia sin estar influenciados por esas palabras que para nada deberiamos necesitar si por nosotros mismos nos halagamos y nos regañamos con la objetividad suficiente para ser autodependientes.
Nadie mejor que nosotros sabe lo que esta bien y lo que esta mal en función de unos principios y unos cánones que nosotros mismos establecemos en función de nuestra moral, una moral marcada por la educación y la personalidad adquirida con las lecciones que la vida nos va enseñando en su transcurso

El amor explicado a un niño

La semana pasada me preguntó un niño: ¿Cristi, qué es el amor? La pregunta me pilló de improvisto y comencé a reírme, pero al ver la inocencia y sinceridad en sus ojos comprendí que era necesario darle una respuesta que solventase sus dudas, tuve que pensar como explicarle a aquel niño tan pequeño, algo tan grande como un sentimiento. Entonces decidí contarle lo que yo concibo por amor y como yo lo veo, le dije pues: que el amor es algo abstracto, algo que no puedes tocar, algo que se siente dentro, que comienza como una ilusión por: ver, pasar y estar tiempo con la otra persona y que termina con un profundo deseo de darlo todo y compartir hasta el más mínimo detalle. Le dije que lo que llaman mariposas, no es más que el nerviosismo que te provoca el pensamiento o la cercanía del otro y que se mueve por nuestro interior hacia arriba y abajo con la velocidad que marcan los corazones enfrentados. Le dije que ciertas cosas eran primordiales construirlas, como es la confianza, es como los cimientos de una casa, si la tienes casi construida y tiras una pieza todo se debilita, pues aquí igual, si ganas la confianza poco a poco y de repente cometes un fallo, todo el trabajo anterior se empaña, es algo que se gana a lo largo de la vida, cada día, con cada detalle y se pierde en un segundo, en un error. A partir de ahí y de respetar al otro como si de ti mismo se tratase se va ensamblando el resto. Le expliqué: que no concibo los celos en una relación y que si los hay, es porque falló la base y atacarán desde lo más inestable hasta los puntos de unión más sólidos. Le dije: que la sinceridad tiene que ir por bandera y esto quiere decir: que nada justifica una mentira, porque debes querer y poder contarle cualquier cosa a tu compañero. Le dije que una relación de pareja, no es una relación de dos, que son dos personas independientes, completas por sí mismas, que se juntan para potenciar los puntos fuertes de cada uno y afianzar los débiles, sin necesidad de excluir a personas que te aportan cosas distintas, pero igual de importantes. Las lágrimas no tienen cabida en algo tan bonito, son totalmente incompatibles con algo que pretende hacer reír. Después le pregunté: ¿ cómo te sentirías si te desnudasen delante de alguien importante para tí? sentiría vergüenza, exclamó y entonces le dije: hazte a la idea que es desnudarte del todo, mostrando tus sentimientos y las partes que más te avergüenzan, lo más íntimo y doloroso, con la certeza de que no sentirás vergüenza ni miedos, que no serás juzgado ni cuestionado, sabiendo que estarás protegido y acunado por alguien que no te fallará, que tendrás una mano amiga extendida para tí en todo momento, un lugar donde refugiar tus verdades más ocultas. Por último, le dije que pensara por un segundo las cosas que más le gustaba hacer y me dijo varias, entonces le pregunté: ¿Cómo te sentirías si pudieras hacer todo eso que te gusta con la persona que más a gusto estás? Su respuesta fue: feliz, entonces yo le miré a los ojos y le dije; creo que ya sabes lo que es el amor.