domingo, 15 de febrero de 2015

Mi pueblo, mi hogar

Mucha gente pensará o incluso me tachará de loca por todo lo que voy a promulgar a continuación, pero no es más que una realidad patente en mi sentir, algo de lo que muchos se quejan.
Todo comienza cada vez que piso ese "pueblucho" como muchos lo llaman, ese lugar que me vio nacer y crecer, que me vio llorar y reír y el mismo que me vio partir en contra de mi deseo. Todos se refieren a mi pueblo como un lugar donde no hay nada , aburrido, sin discotecas o grandes centros comerciales pero la verdad yo no lo veo así, yo creo que tiene su encanto, lo que tanto me gusta: una gente única y peculiar, me aportan la vida en cada visita a mi "hogar" me dan resumancia y plenitudes de sentimiento. Entro con una sonrisa por ese cruce y salgo con un corazón repleto de sentimientos, personas y momentos, todos para el recuerdo de la eternidad en un mundo donde nadie valora lo que tiene porque se dedica a quejarse por lo que le falta. Y cuando lo consigue¿qué?A otra cosa mariposa.
Ese no es el quit de la cuestión, lo que pretendo expresar es la de cosas que me aportan y los grandes encantos que puede tener un pequeño pueblo sin más.
Para muchos es un lugar de paso, que les impide alcanzar sus metas, en lugar de mirarlo como algo que le da el primer empujón hacia sus fines.
Para otros, no es más que una cárcel, un aburrimiento y una faena vivir allí, pero digo yo; ¿cuánto tiempo podemos estar sometidos a la vida de una ciudad, su ritmo, su estrés, sus ruidos, su carencia de tranquilidad y sobre todo su falta de hospitalidad entre ciudadanos?
Cuando vivamos en una ciudad seguro nos da por querer un pueblo y es que estamos acostumbrados a quejarnos por norma, y no nos damos cuenta  que la posibilidad de ser feliz no está en el lugar que residas, sino en la actitud de ser feliz con lo que te proporciona y complementar lo que te falta. Otros, hablan o se quejan de que todo el mundo  habla de la vida de los demás y todo se sabe, es cierto, pero el problema no radica en lo que hagan los demás sino en como me afecta a mí, la solución no pasa por cambiar de pueblo sino de actitud, el comentario de nadie definirá lo que tu eres y tampoco lo que vales, sí no conocen tu camino opinarán sin saber pero tu sabrás lo más importante: no es necesario cohibirse para que no hablen, sino hacer para mi satisfacción personal.
Muchos reniegan de la tierra que los vio nacer, yo sin embargo, ni peor ni mejor me enorgullezco de todo lo que me ha dado, me emociona su gente, su rutina y su pasividad. No me quedará nunca en la retina lo que me haya quitado o negado, sino todo lo que me ha aportado; los amigos de siempre y los mejores que jamás conoceré, la familia que acompaña y los mejores momentos. Si me ha dado una lágrima, me ha compensado con mil sonrisas. Por cada sonrisa que entrego, recibo un millón de sensaciones y buenos recuerdos, que ni el mejor borrador del mundo podrá disipar, sólo por eso, merece la pena visitar el que siempre será mi hogar.

Cada criatura que nació allí tenía una función, yo llevé este pueblo por bandera, por los lugares más recónditos de mi geografía, solo para decir con orgullo que en Villanueva de Algaidas está mi gente, incluso aquellos que consideramos malos, nos aportan algo bueno; la posibilidad de aprender diferentes cosas, de saber actuar, amar y sobre todo disfrutar las pequeñas cosas que hacen tu mundo grande.
Son tus actitudes las que te definen, no tus preferencias de residencia. Si el peor lugar del mundo va acompañado de una persona risueña, el lugar ocupará el mejor y más privilegiado estante en mi corazón