Desde que era pequeña me ha gustado imaginar desde la cama, antes de dormir, aquellas cosas que quería que sucedieran en el futuro, aquellas que quería hacer y también aquellas que me gustaría corregir, porque sabía que no las había hecho bien. He llegado a tener malos días, en los que llegaba la noche y ese pequeño ratito, que era mío y de nadie más, me sacaba una sonrisa tonta, he planificado mi vida a corto y largo plazo, he cuestionado mis errores y alabado mis virtudes, me he desnudado conmigo misma, sin tapujos, sin miedos, sin nadie más que yo misma que cuestionase mis errores, sintiéndome protagonista de mi vida y jueza de mis actos.
Desde que recuerdo, en mi infancia he tenido sueños y metas, aquellas que hoy me mantienen donde estoy y las que con cambios me llevarán al futuro, metas que me hacen crecer y madurar, pero sin olvidar esos sueños de cada noche que mantienen esa niña que siempre fuí y que aún considero que soy.
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